2-6-1956 11-3-1993
“Quien cumple la voluntad de Dios permanece eternamente” (1 Jn. 2, 17)
Nacido en Villa Mercedes, San Luis, se crió en Mendoza, Participando en un campamento solidario con jóvenes del Movimiento Gen, el trabajo de ayuda en zonas marginales despertó en él el deseo de dejar todo y seguir a Dios para renovar la sociedad.
“Concentrarme sólo en el ahora fue como hacer un giro de 180°”, contaba él mismo mientras cursaba sus estudios de radiología en la facultad de Medicina. Su frase preferida era: “Tú sabes, Jesús, que para amarte no tengo más que el ahora”. Cuando finalmente se inició un focolar en Mendoza Tim ve realizarse su sueño de entrega total integrándose en la vida comunitaria. Recuerda los primeros pasos: “Estábamos Norberto y yo. Teníamos algunas sillas, una mesa, algunos cubiertos y dos camas. Todo muy pobre, pero era feliz. Empecé a vivir aquello que desde chico había querido: una vida de donación. Un día un chico golpeó la puerta: quería algo para comer. Yo no tenía muchas cosas (…) Lo hice entrar y preparé unas bolsitas con lo que había. Se fue muy contento. Tenía la sensación de que ese día me había visitado Jesús. Al atardecer llegó una persona que trajo el doble de lo que le había dado al chico. En mi corazón sentí la alegría de constatar la frase del Evangelio: ‘Den y se les dará’.”
A principios de 1988, su amigo Roberto Escudero –también focolarino, residente en Buenos Aires- enfermó gravemente, por lo que le piden ir a acompañarlo, teniendo en cuenta su condición de médico. “Esta vez – escribe en su diario – no se trata de un encuentro, ni de descanso. Voy por un mes a estar a su lado. No quise preguntar qué haré. Voy para hacer la Voluntad de Dios. (…) Pido a Jesús y María que me den la fuerza de estar a su servicio”. “1/4/88 – Viernes Santo. Hoy he sabido que Roberto tiene una enfermedad que en poco tiempo lo llevará al Encuentro con Jesús. He decidido vivir este año como si fuera el último y hacer mejor mi Santo Viaje”. (…) “18/4/88. Todos los días durante seis horas estoy delante de Jesús Abandonado vivo en Roberto. A veces me viene el deseo de pedir a Jesús que acelere su pasaje a la otra vida y al mismo tiempo de prepararme a mí mismo para un momento similar, al final de mi vida, que creo no muy lejos”. ¿Presentimiento…? Al terminar el año, por su trabajo en Radiología se hace un examen de rutina y le diagnostican: leucemia mieloide crónica. Siendo médico, Tim comprende su gravedad y las futuras consecuencias.
A fines de 1989 viaja a Francia, donde pasará tres años y medio en el Focolar de Clamart. Su vida de esos últimos años es de convivencia con la enfermedad. “8/1/90. Siento que Jesús me ha sacado todo: la salud, el Focolar donde viví, el trabajo, una linda comunidad y hasta mi idioma. En síntesis, me queda sólo Él. Es Su voluntad la que me ha traído hasta acá. Él, que en su infinita fantasía, ha hecho que esta alma fuera trabajada para ser un ladrillo digno para construir la Obra”, mientras su actividad no deja de volcarse al acompañamiento de los más jóvenes del Movimiento.
En julio del ‘92, la leucemia crónica se vuelve aguda. Entiende que se acerca el final, y escribe a Chiara: “He hecho una revisión de toda mi vida ideal. Jesús es el esposo de mi alma y con alegría puedo constatar que el dolor, si es amado, transformado en amor, se convierte en una unión con Dios cada vez más profunda. Con Jesús en medio (comenzando por mi Focolar) voy adelante. Él es mi vida y no tengo miedo. Así, me preparo para sellar en diciembre mi unión con Él”, su consagración de por vida. Dado este paso, el 13/2/93 les escribe a Chiara:: “…¡¡¡En tu corazón para siempre!!! , del ‘fieles hasta el final` ”, recordando un momento en que con ella se habían conjurado con esa consigna. Chiara Le contesta al día siguiente: “Gracias, por esta fidelidad. Sabes que yo estoy contigo para decirle ‘Sí’ en cada momento. Que María te bendiga y te tenga siempre a su lado. Unidísima. Chiara”.