Una ciudad que educa
“Se necesita un pueblo entero para educar a un niño”, dice un proverbio africano. En la Mariápolis aprendemos a ser hombres y mujeres renovados por el amor y proyectados hacia la construcción de la fraternidad universal, de un mundo unido, donde «quien enseña y guía es el único Maestro (ver Mt 23,10) y donde la dinámica es la de la escucha mutua y el intercambio de dones entre todos» (Papa Francisco, Loppiano, 10 de mayo de 2018).
Hoy más que nunca, la ciudadela se presenta como un laboratorio multicultural permanente, una escuela de vida y pensamiento.
Una Mariápolis de todos
Entre los habitantes de la ciudadela hay personas con diversas edades, profesiones, nacionalidad, extracción social, credo religioso y vocaciones. Todos aunados por el mismo propósito de constituir un boceto de sociedad renovada por el mandamiento del amor recíproco. Su proveniencia es de lo más variada, de distintos países y continentes. Además de los habitantes estables, hay un constante sucederse de personas y grupos que, por períodos más o menos breves, encuentran en la ciudadela los espacios ideales para convivencias, congresos, campamentos, cursos, como también períodos de descanso y reflexión. Para ello la Mariápolis cuenta con casas de huéspedes con capacidad de albergue para 500 personas.
Experiencia Jóvenes
Participar en la “experiencia jóvenes” significa compartir, por el espacio de 11 meses y con otros jóvenes, un espacio de formación espiritual, antropológica y social, a la luz de la espiritualidad de la unidad. El itinerario formativo pretende dar respuesta a las preguntas de los jóvenes sobre su identidad, su orientación vocacional y formarles para ser hombres y mujeres capaces de dialogar. La relación constante entre vida, trabajo y estudio traduce los contenidos formativos en una experiencia concreta y cotidiana. La nota dominante de esta experiencia es la interculturalidad, donde la diversidad se convierte en enriquecimiento mutuo al acoger al otro, a su gente y a su cultura, para experimentar esa unidad en la diversidad que es un camino de vida hacia la fraternidad universal.
Se cuenta con un equipo de expertos y profesores en las distintas disciplinas, que los acompañan en su aprendizaje desde el punto de vista del conocimiento espiritual, antropológico, social, doctrinal, completado con talleres sobre las problemáticas más importantes de la actualidad.
A su vez los jóvenes tienen oportunidad de trasmitir esta misma experiencia y conocimientos a las personas y grupos que visitan la Mariápolis o participan de cursos o congresos en la ciudadela. Un momento culminante de esta interacción es la “Fiesta de los jóvenes”, encuentro multitudinario que todos los años organizan ellos mismos y donde ponen en juego cuanto han vivido.
Concluido este período están capacitados para ser agentes de unidad allí donde continúan sus estudios, en el trabajo, la familia y dar su aporte en la construcción de una sociedad orientada a la fraternidad universal.
Escuela de Familias
Aprovechando las vacaciones, y a partir de la experiencia de matrimonios que, en años anteriores, habían querido pasar períodos integrados en la vida de la Mariápolis, con gran beneficio para todo el núcleo familiar, surgió la “Escuela Loreto” que todos los veranos reúne una decena de familias durante el mes de enero.
Provienen de los países del Cono Sur y de distintas zonas argentinas. Además de su inserción en las actividades de la ciudadela, durante este período los matrimonios abordan las temáticas propias de la vida conyugal, parental y la apertura a la sociedad, a la luz de la espiritualidad de comunión, mientras los hijos tienen, por su parte, programas adecuados a sus edades.
Proyecto Aquí Estoy
Es un proyecto dirigido a jóvenes de 26 a 36 años.
Enfocado a redescubrir su vocación, adquirir herramientas y recursos que les ayude a proyectarse en una vida adulta plena para contribuir de manera positiva a la sociedad en la que viven.
El proyecto consiste en la creación de una escuela de 5 meses en la Mariapolis Lía, dirigida a jóvenes entre 26 y 36 años, de distintas profesiones, creencias religiosas y no religiosas. El objetivo es brindarles la oportunidad de vivir y desarrollarse desde la perspectiva del Evangelio, abordando los aspectos de la vida que son relevantes en esta década.
Se tratarán temas como el trabajo, el propósito de vida, el desarrollo de habilidades y herramientas para ser líderes comprometidos con la sociedad desde su particular llamado único y personal.
Se promoverá el discernimiento de la vocación entendida como el llamado interior que se realiza plenamente, y se explorarán las diferentes vocaciones presentes en la Iglesia y su contribución a la sociedad como agentes de transformación social.
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Instituto Universitario SOPHIA
Interculturalidad, transdisciplinariedad, intergeneracionalidad. Las relaciones constituyen el eje articulador de nuestra propuesta pedagógica que armoniza vida, estudio e investigación para la transformación integral de la realidad.