Arakaki, Juan Maseo

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“Él vino para dar testimonio… como testigo de la luz, para que todos creyeran por Él” (Jn. 1,7)

03/05/1944     23/02/2025

Su Palabra de Vida se refiere a Juan el Bautista: «Él vino como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por él» (Jn. 1:7). 
Nacido en Argentina de padres japoneses, Masao y sus hermanos fueron bautizados gracias a la amistad con un vecino que, de esta manera, permitió que toda la familia conociera el cristianismo. Tercero de siete hermanos, creció consciente del contraste entre la educación que recibió en la única familia japonesa de su ciudad y la mentalidad argentina, decididamente diferente, que experimentó en la escuela y con sus amigos. Con la inquietud típica de quienes buscan el sentido de la vida; lee libros, frecuenta diferentes grupos, se dedica a los más pobres de los barrios más humildes; le pide a Dios que lo ayudara, que lo iluminara.
Durante su servicio militar, conoció el Movimiento de los Focolares gracias a un gesto de caridad hacia un seminarista que, en agradecimiento, le regaló una revista de Ciudad nueva. Al frecuentar el focolar, comprendió que su deseo latente de donación debía materializarse en una intimidad más profunda que culminara en la consagración a Dios. Fue uno de los primeros en sumarse al proyecto de construcción de la ciudadela de Betania (en Uruguay, que luego se trasladaría a O'Higgins, Argentina). Honorio Rey relata: «En Betania, los jóvenes construyeron una casita. Juan tiraba ladrillos allí arriba, donde Miguel Novak los recibía, y decía: «Mi patria está allá arriba, en el cielo».
Viaja la Ciudadela de Loppiano, y tras formarse como focolarino fue enviado a Palermo, Italia, donde completó sus estudios universitarios, graduándose como profesor de matemáticas. En 1973 viaja hacia el focolar de Manila, en Filipinas. En 1975 abrió el focolar de Seúl, Corea del Sur, donde permaneció 6 años. En 1980 se instaló en el focolar de Tokio, Japón, donde vivió unos 30 años. Momentos históricos, vividos junto a su hermano Mario, también focolarino que abrieron el horizonte del diálogo entre la Iglesia católica y las grandes religiones, con los budistas, y en particular con el Movimiento Rissho Kosei-Kai En 2011, se trasladó a los Focolares en Santiago de Chile, donde completó sus estudios de filosofía y teología, iniciados en Tokio. Regresó a Corea en 2015, donde, el 7 de diciembre de 2017, fue ordenado sacerdote por Mons. Lazzaro You, obispo de Deajong.
En 2018 regresó a Argentina y se instaló en el focolar del Centro Mariápolis de Alta Gracia, Córdoba. Su salud empeoró progresivamente, limitando sus movimientos con el paso de los años. Pero su sola presencia es motivo de alegría para toda la comunidad, que lo considera un poco el centro de la vida que revitaliza a su alrededor y a los miembros de su focolar. El amor mutuo con quienes lo siguen en este último período de su vida es motivo de gran testimonio y conversión interior para muchos.
Habilidades

Publicado el

14 de junio - 2025

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