En un emotivo evento, la Mariápolis volvió a abrir sus puertas para acoger a quienes vivieron la «experiencia de jóvenes» antes de 1983. Este encuentro, más que un retorno, fue una conexión con el pasado, marcado por la gratitud y el afecto hacia este lugar que tantos recuerdos atesora. La bienvenida fue tan original como conmovedora: juegos que atrajeron a todos los participantes, generando risas y unión instantánea. Fue un recordatorio de que, a pesar del tiempo transcurrido, la Mariápolis sigue siendo un refugio para los corazones que alguna vez la hicieron suya.
Durante los días del evento, los asistentes revivieron momentos especiales a través de un programa cuidadosamente diseñado. Hubo reencuentros emocionantes, abrazos que evocaban tiempos pasados y risas que resonaban en cada rincón de este lugar lleno de historia y significado.
La atmósfera fue de profundo recogimiento espiritual, pero también de celebración y camaradería. Cada momento fue una oportunidad para compartir afectos y revivir recuerdos, recordando que, aunque los años pasen, el vínculo con la Mariápolis permanece intacto.
Uno de los momentos más especiales fue el saludo en video de Margaret Karram y Jesús Morán, cuyas palabras de aliento y afecto resonaron en los corazones de todos los presentes. Fue un recordatorio de que la Mariápolis es más que un lugar físico; es un hogar espiritual donde todos son bienvenidos y queridos.
En resumen, este encuentro fue un testimonio conmovedor de la importancia perdurable de la Mariápolis en la vida de quienes alguna vez la llamaron hogar. Que este evento sea solo el primero de muchos más, donde el afecto y los recuerdos continúen siendo el alma de este lugar sagrado.
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