EL ARTE COMO CAMINO ESPIRITUAL.

En la Mariápolis Lía se inauguró la muestra pictórica «Volver al lugar del que nunca hemos partido», una exposición retrospectiva de la artista María Cristina Críscola. Esta propuesta no es solo un recorrido por su trayectoria, sino un testimonio viviente de cómo la espiritualidad puede ser traducida en arte.

A lo largo de su vida, Críscola ha transformado experiencias místicas personales en obras cargadas de simbolismo, textura y color. En sus creaciones, lo cotidiano se encuentra con lo absoluto, y la presencia de lo trascendente se revela en cada trazo, ausencia cromática o manipulación digital.

Desde murales y vitrales hasta fotografía intervenida, la artista ha explorado distintos lenguajes visuales, siempre con una búsqueda estética profundamente conectada con su mundo interior. Su serie de fotografías de la pandemia 2020 da testimonio de una mirada que sabe reconocer belleza y dignidad ,reflejando esa “otra edad” descubierta en sí misma y en los demás.

Influenciada por el informalismo europeo y el expresionismo abstracto, y con un lenguaje cada vez más depurado, Críscola reduce su expresión plástica hasta el punto, forma, concepto y símbolo. Es, en definitiva, una invitación a contemplar desde lo más simple, ese origen común, ese espacio sagrado del que nunca nos hemos ido del todo.

La exposición fue inaugurada el 23 de marzo pasado, sin duda un momento único para aquellos que asistieron. Se inició con temas musicales interpretados por el pianista Ezequiel Sarubbi, luego discursos de representantes de la Mariápolis, del productor ejecutivo de la exposición Adrián Burset, el curador Claudio Villarreal y por supuesto de Cristina Críscola.  Un pequeño convivio puso culmen a este momento fundacional de esta galería.

La muestra estará abierta al público hasta el sábado 14 de junio y ofrece una experiencia profunda para quienes buscan en el arte un eco de lo espiritual.