Un cálido abrazo en Casa Betania
Desde el primer instante, la calidez y sencillez de los frailes capuchinos envolvió a toda la comunidad. En la recepción de Casa Betania, nos reunimos con alegría para darles la bienvenida, sintiendo en el aire la promesa de un encuentro extraordinario.
Un viaje a las raíces franciscanas
Las palabras de Norberto, un focolarino, nos transportaron en un viaje al pasado, a los orígenes de la Ciudadela. Recordó que este lugar fue, en tiempos remotos, un convento de frailes franciscanos donado posteriormente al Movimiento de los Focolares. Una ola de emoción nos invadió al sentirnos conectados con las raíces franciscanas que dan vida a nuestras comunidades.
Recorriendo los pasillos del tiempo
Con gran interés, recorrimos juntos los distintos rincones de la querida estructura. Las habitaciones remodeladas para acoger huéspedes, antiguas aulas que aún susurraban ecos de risas y conocimientos y los pasillos que parecían cobrar vida al imaginar a los frailes y estudiantes de antaño. Por otra parte, en cada rincón, las anécdotas de los pioneros mariapolitas resonaban con fuerza, recordándonos la pasión y el corazón que transformaron este lugar en una verdadera ciudad de la fraternidad.
Un lazo entre dos carismas
Con gran atención, luego de visitar la capilla, observamos la copia del acta de entrega del convento y el terreno circunstante a la Obra de María. Los comentarios de los frailes, llenos de admiración por el cuidado y buen uso que se le da al lugar, nos llenaron de orgullo.
La Eucaristía: un encuentro de corazones
Poco después, junto a otros habitantes de la Ciudadela, nos reunimos para celebrar la Eucaristía. El celebrante, con un profundo conocimiento de ambos carismas, nos recordó que nuestras raíces se entrelazan, que muchos de nosotros somos ahora troncos que sostienen a las nuevas generaciones.
Un cierre armonioso en Villa Blanca
Para finalizar este encuentro tan especial, visitamos Villa Blanca. Allí, entre flores y árboles frondosos, escuchamos con atención los comentarios de los frailes, quienes destacaron la profunda unidad que se vive en la Mariápolis Lía, donde ayer frailes capuchinos y hoy jóvenes del Movimiento de los Focolares han sembrado y cosechado lazos de fraternidad con personas de todo credo y cultura.
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